viernes, 3 de junio de 2016

"HACER LAS COSAS POR AMOR"

Reflexión espiritual
El preguntarme qué quiero y si quiero lo que hago, es realmente duro, pero creo que no hay mejor manera de ser felices que haciéndolo así, deteniendo un momento la vida, respirando, haciendo las cosas con amor y no porque son buenas o malas. «ama y vivirás»

Hacer las cosas por amor
El pasado se ha quedado ahí, el futuro aún no llega y el presente es un regalo, un regalo que a veces decidimos no tomarlo y regresar a abrazar el pasado o queremos correr a conocer el futuro. Somos seres tan perceptibles pero tan ciegos y místicos al mismo tiempo.

Lo que con cariño se hace no cuesta: Si estudias por amor, si trabajas por amor, si escribes con entusiasmo, todo será diversión, no costará.
          Procura en lo sucesivo rezar con amor, cumplir tus deberes con entusiasmo, salvar almas por amor, vivir tu sacerdocio y vida religiosa y cristiana por amor, y así serás feliz a bajo precio.
          ¡Cuánto te han costado los deberes: la obediencia, la caridad, la humildad, el vencer los halagos de la pereza, porque no tenías amor, porque andabas bajo de entusiasmo, porque no pensabas sino cosas duras, difíciles!
            Puedes  convertir tu vida en un infierno, y serlo en verdad; y puedes convertir esa misa existencia en un cielo verdadero. Trata para el futuro de elegir lo segundo. El cuerpo poco ayuda en estos asuntos, porque ya se dijo que la carne es débil; pero el espíritu, el alma, que está pronta, es capaz de todos los milagros, es capaz de amar apasionadamente, de vibrar de entusiasmo, de creer y esperar firmemente, de entregarse del todo y para siempre.
          El alma es una centella divina, está hecha de espíritu inmortal, de material divino; no se cansa, no duerme, vive, grita, pero está muchas veces sometida al cuerpo que  le impide ser libre...
Todo depende de cómo se hagan las cosas. Édison decía que nunca trabajó: su trabajo era una gran diversión.
Tú podrías divertirte tanto en tu vida, si vieras las cosas y tareas, por difíciles que fueran, como un juego divertido.   Jugar y divertirte es escribir, ¡qué diversión! Dirigir un colegio, ser santo, salvar almas, ¡qué juego tan apasionante!
          La vida, tu vida, podría ser una aventura apasionante, si la tomaras así, como una diversión.   A veces la has tomado como un castigo, la has imaginado terrible y dura, y te has clavado las espinas; pero podría convertirse en otra cosa, mil veces más bella, atractiva, fascinante, si convirtieras las punzantes espinas en rosas.
          Con un poquito de amor y de entusiasmo: Ésa es la receta, el elíxir divino que transforma lo duro y amargo en dulce y suave.
          Por eso cada uno se construye su vida como quiere. Algunos se amargan la existencia; lo dicen y lo hacen. ¡Pobrecillos! Su vida es un penar, es una amargura inacabable, que acaba con la muerte.   Pero otros saben convertir los días de este peregrinar en una maravilla digna de vivirse, saben gozar, saben amar, saben divertirse, saben vivir. ¡Felices, envidiables!
          La vida, que en principio es igual para todos, es tan diferente para cada uno. Porque hay vidas verdaderas, en las que vivir es amar, es realizar tareas trascendentes y ser feliz. Pero hay otras que se parecen tan poco a la vida y tanto a la muerte. Tu vida depende de ti.
Autor: Padre Mariano de Blas, L.C.
Libro: Hacia las cumbres


El arte de vivir

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