domingo, 12 de junio de 2016

"AL IR ENVEJECIENDO"

“Al ir envejeciendo descubrirás que tienes dos manos, una para salir adelante y la otra para ayudar a los demás”.
Audrey Hepburn (1929- 1993). Actriz y humanitaria belga-británica.
REFLEXIÓN: En algún momento leí o escuche que en la medida que transitamos por la vida debemos verla más en línea recta, porque toda la sinuosidad, curvas y ángulos que  le percibimos en la juventud y en la adultez, van desapareciendo con nuestra madurez y posterior vejez.
Envejecer
Es necesario comprender que la vida tiene sentido y contenido más allá de lo físico, del hacer y tener, porque el objetivo es llegar a ser. Recordemos las palabras del filósofo y matemático griego Pitágoras de Samos: “Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella vida”. El principal autor de la Declaración de Independencia y Tercer Presidente estadounidense Thomas Jefferson, nos advertía que indudablemente nadie se ocupa de quien no se ocupa de nadie.
Esa madurez, sentido y contenido de vida debe llevarnos a reconocer, en algún momento de nuestra existencia, que somos parte de una sociedad y que el compromiso no es solo con nosotros o con los de nuestro cercano entorno, sino en general con todos nuestros congéneres. El cantautor, poeta, escritor y filósofo argentino, Facundo Cabral, expresaba: “Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos, y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medidas”.
El filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson decía que “Cuando envejecemos, la belleza se convierte en cualidad interior”. Aunque desgraciadamente no todo quien envejece crece internamente, no es algo garantizado en la vejez. Esas cualidades de nuestro interior se hacen realidad o se reflejan en nuestra ayuda y solidaridad hacia otras personas y causas, que quizá en el pasado – en épocas de juventud - no le dimos la debida importancia.
El prócer cubano José Martí consideraba que ayudar al que lo necesita no solo es parte del deber, sino de la felicidad. Ayudar a otros es vital para poder vivir y ser parte de una sociedad; consciente de ello, San Agustín decía “Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos”.

El arte de vivir

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