lunes, 14 de julio de 2014

"PALABRAS QUE ENCIENDEN EL DESEO"

En la naturaleza, cada especie utiliza sus armas

Susurrar frases al oído, expresar los deseos más íntimos o verbalizar lo prohibido es una buena forma de provocar excitación en uno mismo o los demás.

Deseo
En la naturaleza, cada especie utiliza sus armas de seducción para llamar la atención de sus semejantes y provocar en ellos esa sensación o estado llamado deseo. Los pavos reales con sus plumas majestuosas y los simios con sus danzas y rituales, buscan ser atractivos y provocar eróticamente a su potencial pareja de baile. Del mismo modo, los seres humanos utilizamos mil y una artimañas para encender el deseo. Una de ellas es el uso oral de la palabra. Susurrar frases al oído, expresar los deseos más íntimos o verbalizar lo prohibido es una buena forma de provocarse a uno mismo y a  los demás.

Cuando pensamos en hacer el amor, lo primero que nos viene a la cabeza son estímulos físicos: caricias, besos, posiciones, partes del cuerpo… Pero hay un estímulo que frecuentemente pasamos de largo: las palabras que usamos!
Los científicos han comprobado que escuchar palabras cargadas de alto voltaje erótico, estimulan la transmisión de dopamina, una hormona que juega un rol esencial en la excitación sexual. Esto significa que usando las palabras indicadas, podemos aumentar la intensidad emocional y física de la experiencia.
La proliferación de las “hot lines” prueba cuán cierto es esto y explica por qué muchos le piden a sus parejas que les digan “cosas sucias”.


Así como el canto de las sirenas enloqueció al pobre Ulises, unas palabras cargadas de erotismo pueden volver loco a cualquiera que sepa apreciarlas. No obstante, es importante conocer a la persona receptora de nuestros mensajes o al menos, tener la suficiente asertividad para saber qué tipo de palabras son la llave que abre esa puerta del deseo.

De este modo, hay mensajes llenos de romanticismo que buscan comunicar a la persona la existencia de sentimientos profundos y sinceros hacia ella, como el cariño o el amor. Intentan crear un ambiente de confort, arropar a la otra persona e intensificar la pasión del momento. Por otra parte encontramos a personas que se excitan con mensajes sexuales explícitos. Pueden ser adulaciones hacia la otra persona, expresión de fantasías, de deseos inmediatos e incluso pueden ser mensajes que transmitan una orden para que sea satisfecha de forma casi inmediata.

Y no sólo causan efecto en el receptor sino que la propia emisión de este tipo de mensajes provoca en el comunicador una gran excitación tanto antes como después de haberlas pronunciado y una sensación de empoderamiento erótico muy placentera.

Estas son algunas ideas para quien –independientemente de su sexo, género, edad, raza u orientación sexual- quiera iniciarse en el arte del sexo oral (de las palabras):

• Tomarse tiempo para pronunciar las palabras de forma adecuada y con seguridad.
• Dar la entonación apropiada según la intencionalidad.
• No avergonzarse y expresar el mensaje con el convencimiento y seguridad que requiere.
• Adecuar el mensaje a las preferencias de la persona que lo va a recibir (¿un mensaje muy explícito
Desea
le asustará o le gustará?).
• Confesar y dejar que nos confiesen las preferencias en cuanto a este tipo de mensajes eróticos (alentar la comunicación con la pareja afectiva y/o sexual).
• Expresar una acción que se desearía realizar en ese preciso instante (Ej. Ahora mismo quiero…, Me gustaría que hicieses esto…)
• Expresar sentimientos, emociones o deseos que te despierta esa persona (Te quiero… Me gustas mucho… Quiero besarte como si fuera la última vez…)
• A veces, es efectivo añadir una pequeña dosis de impaciencia al incluir elementos temporales (Ya, ahora, en este momento).
• Adular alguna parte de su cuerpo que te guste mucho.
• Expresar que se siente en ese instante.
• Recordar encuentros o prácticas eróticas de ambos que resultaron muy placenteras.
• Cuando se quiere susurrar, acercarse al oído  y acariciar el lóbulo de las orejas suavemente.
• Acompañar las palabras con sonidos sensuales como gemidos o la respiración alterada.
• Observar la reacción del receptor de nuestras palabras para comprobar que están siendo placenteras.
• Si eres tú el receptor, hazle saber con gestos o palabras que lo estás disfrutando, quizá lo vuelva a repetir…
• Auto-observarse: ¿me he sentido cómodo? ¿me he divertido? ¿me he excitado? ¿qué puedo decirle la próxima vez? ¿qué podría mejorar?

Y tú, ¿utilizas el sexo oral (de las palabras)? ¿Qué mensajes son los que abren tu puerta del deseo? 

El arte de vivir

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