miércoles, 22 de enero de 2014

"SER RESPONSABLE CON UNO MISMO Y CON LOS DEMÁS"


Responsabilidad.


Responsabilidad





¿Qué es la responsabilidad? Una persona responsable toma decisiones conscientemente y acepta las consecuencias de sus actos, dispuesto a rendir cuenta de ellos. La responsabilidad es la virtud o disposición habitual de asumir las consecuencias de las propias decisiones, respondiendo de ellas ante alguien. Responsabilidad es la capacidad de dar respuesta de los propios actos.





En algunas ocasiones, no es difícil entender de manera poco adaptativa valores como la responsabilidad. Y es que, el ser humano tiene la increíble capacidad de mantener la responsabilidad con otros y ni siquiera escuchar las responsabilidades que cada uno tiene consigo mismo. En algunas ocasiones, si ser responsable con uno mismo nos pueda resultar demasiado costoso, nos podemos complicar la existencia asumiendo responsabilidades con los demás. Comentas que es difícil no pensar en que estás acabada. Parece una apreciación errónea, sencillamente te has portado como una persona irresponsable. Contigo misma. No es que estés acabada, sólo no te has escuchado, al darte cuenta que estabas detenida y atrapada. Anteponiendo unas circunstancias personales a ti. Este tipo de soluciones se pueden mantener durante un periodo de tiempo, pero si no tienen caducidad ni límite, se pueden llevar por delante cualquier ilusión. Pero no le corresponde a las circunstancias cambiar, es responsabilidad de la persona que las sufre.

Más pronto o más tarde todas las personas experimentamos el desánimo que surge cuando delante de un problema no se llega a vislumbrar la solución. A veces, no existe un camino trazado previamente. El repertorio de soluciones usadas hasta el momento no contiene la respuesta adecuada para salir de esa situación concreta. En ocasiones, es necesario poner en discusión lo que se ha hecho y buscar una alternativa diferente. Incluso, en ocasiones, se nos ha ocurrido la solución, pero nuestras propias reglas internas nos bloquean, paralizándonos. El inconveniente es que, cuando el temor de infringir las reglas hace insoportable la propia vida, llega un punto en que parece que es más fácil culpar a alguien que asumir nuestra participación en ello. En realidad, como decía el poeta italiano G. Marino, la auténtica regla es saber romper las reglas a su debido tiempo y lugar. ¿Ha llegado el momento de dejar de comportarse como una irresponsable contiga misma?



El arte de vivir

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