viernes, 9 de junio de 2017

"AL QUE TE HA DADO DE COMER, SU MANO NO DEBE MORDER"

Saludos amigos. Hoy quiero referirme a un tema tal vez tratado por mucha gente, pero no en público como lo es el agradecimiento que debemos tener por todas las cosas, especialmente a Dios por habernos dado la vida.
Hay mucha gente que no sabe agradecer y que a menudo hacen como los gatos (refiriéndome al animal felino), que tiene fama de cerrar los ojos cuando le echan comida para no ver quién se la está echando. La gente que práctica esa forma de ser a menudo dice cuando le hacen un favor que “esa era su obligación”, o “él me hizo el favor porque le dio la gana, yo no lo obligué”, porque con esas frases dejan salir su espíritu de malagradecidos y de ingratitud.
Cuídate
Desde muy pequeño aprendí que “al que a uno le da de comer, nunca su mano debes morder”. Quienes no saben agradecer es por que practican la ingratitud como principio negativo. El ser humano debe tener por norma agradecer hasta a sus enemigos (si es que los tiene), porque les enseñan que de ellos ya no tiene que cuidarse, sino de los amigos.
El ingrato, el malagradecido olvida con facilidad los favores y ayudas que ha recibido en el pasado. Es tan típico eso, que los dominicanos regularmente buscan a una persona para que le ayude en algo y cuando logran el objetivo buscado ni siquiera llaman a esa persona o le giran otra visita a su casa para agradecerle sus buenas acciones.
Con mucha frecuencia he escuchado personas decir “fulano o fulana no me dejaban tranquilo (a) un momento y desde que le resolvieron el problema ni siquiera me llama para decirme que ya está resuelto”.
Todo ello ocurre porque no tenemos cultura del agradecimiento. Lo único que nos interesa es que nos ayuden pero nada más. A los ingratos les da tres pitos que quien le ayudó viva o muera. Ese no es su problema. Tampoco les importa que triunfe o fracase.
Otros son peores todavía, pues no solo no agradecen, sino que le desean lo peor a las personas que le han ayudado alguna vez, porque entienden que la ayuda prestada no fue todo lo suficiente. Otra forma magnífica de dejar salir su ingratitud.
Es un ejemplo muy malo morder la mano del que te ha dado de comer, porque ello contribuye a que la gente se vaya deshumanizando y dejando atrás la solidaridad que debe existir entre los seres humanos que conviven en una sociedad civilizada.
Los ingratos y malagradecidos también son envidiosos, pues no soportan que otra persona le haya podido ayudar, al entender que “yo debí ser igual que fulano para que él no tuviera que ayudarme”, sin haber hecho nada para ser igual que esa persona, que tal vez se ha sacrificado más que él.
Si seguimos por el camino de ser ingratos y malagradecidos, pronto la humanidad no tendrá solidaridad de ninguna clase. Los seres humanos nos trataremos como animales enemigos y entonces viviremos en una selva donde a nadie le importa lo que le pase al otro.
Exhorto a todo el que tenga la oportunidad de leer este artículo, que practique el agradecimiento y que no muerda la mano del que alguna vez le haya dado de comer, aunque ya no sea su amigo o amiga, porque agradecer significa que no se olvida el favor que nos han hecho; que estamos en capacidad de tratar a los demás como nos han tratado a nosotros, pues con frecuencia, el que no agradece tampoco le hace un favor a nadie.
Hasta una próxima oportunidad, si Dios quiere.

*El autor es abogado y periodista. Se desempeña como procurador general titular de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de San Juan de la Maguana.

El arte de vivir

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