jueves, 16 de junio de 2016

"SON TUS DECISIONES Y NO TUS CONDICIONES LO QUE DETERMINA TU DESTINO"

Con todo lo que he aprendido en carne propia en mis ya pasadas cuatro décadas de vida, en talleres, seminarios y cursos de desarrollo personal y liderazgo, me queda claro que para obtener lo que deseamos, o lo que muchos llaman "alcanzar el éxito", además de los títulos universitarios, de la perseverancia, de la constancia, esfuerzo y dedicación, son las decisiones que tomamos y las acciones que emprendemos con base a esas decisiones, las que nos llevan a vivir o no lo que deseamos. Es decir, lo que nos atrevamos o no a decir, a negociar, a luchar o a replantear.
Tus decisiones
Definitivamente, en gran parte, somos resultados de nuestras decisiones, tanto en el aspecto personal, --en familia, con la pareja, con los amigos, compañeros de trabajo-- como en el profesional, económico, de desarrollo personal, espiritual y demás áreas de nuestra vida. Muchas de las decisiones que de pronto le costaron trabajo tomar, le llevaron a ser quien es ahora usted y a obtener lo que ahora vive. También, muchas de las que no tomó o quizás no resultaron ser lo que usted esperaba, le han llevado a vivir también lo que usted es hoy y quizás por eso todavía no esté experimentado algunas situaciones que usted desea y que en su corazón siente que son anhelos que le serán concedidos. (Eso que usted siente que se le dará, no los caprichos del ego.)
Pues bien, debemos tomar en cuenta que las decisiones, pueden llevarnos a lugares correctos o retrasar nuestro avance hacia a la meta anhelada. Inclusive las decisiones que consideramos equivocadas pueden llevarnos a lugares que ni imaginábamos podías alcanzar. Ahora bien, TODAS las decisiones, están basadas en las creencias que tenemos. Creencias que hemos aprendido del entorno, de la familia, los amigos, los hermanos, los padres, los profesores, de los medios de comunicación y demás influencias.
Las creencias son asociaciones que hacemos respecto a lo que hemos vivido o con base en las referencias de lo que los demás te han dicho que, por su experiencia, les ha sucedido, llevando a cabo o no determinada acción. El asunto es que esto es como las pastillas, hay quienes al tomar un medicamento les funciona y les elimina el dolor y a otros no les hace ni cosquillas. Por ejemplo, hay quienes asocian el ejercicio con la creencia de un gran esfuerzo, desgaste, tiempo perdido, cansancio y agotamiento, mientras que para otros el ejercicio es vida, plenitud, energía, actitud, mejor humor y cantidad de buenos significados.
Por eso, cada quien, debe atreverse a vivir su propia vida y tomar las decisiones que desea y que supone son las más convenientes basadas en su propia y única experiencia o en sus deseos, que por más similares que sean a los de otros, al ser todos únicos e irrepetibles, nunca nadie tendrá la misma experiencia de vida, sentimientos ni emociones desde nuestra perspectiva.
Hay que tomar en cuenta que las personas son el resultado de sus experiencias y basados en las mismas dan sus pasos a través de las creencias. Cuanto más aprendizaje tengamos, es decir, experiencias de prueba y error --porque de los errores se aprende-- más posibilidades tenemos a la hora de elegir, de tomar una decisión. No es lo mismo alguien quien llegó a un puesto ejecutivo o de director gracias a influencias en días, que alguien que ha tenido que aprender en años abrirse paso para que se le otorgue esa responsabilidad. Entre más consideraciones tomemos en cuenta a la hora de una decisión, tendremos mayor rango de posibilidades de acertar, más seguridad y demás.
Las creencias o nos impulsan o nos limitan. En mi caso, por ejemplo, sin darme cuenta por muchos años yo asociaba el que para obtener dinero tenía que prácticamente vivir para trabajar, tener varios trabajos y sin horas para mí y no al contrario, trabajar para vivir. Entonces me partí literalmente el lomo por aquí y por allá de sol a sol para poder generar lo que luego comprendí que podía generar en un solo lugar, tomando la decisión de así hacerlo. Otra de las creencias que me limitó hacia mis metas por muchos años fue no hablar ni negociar lo que deseaba, creer que las personas tenían que ver en mí lo que yo quería y entonces, como la gente no es psíquica, no se daba cuenta. Aprendí que si no hablas, si no negocias, no llegas a donde deseas.
¿Cuántas creencias tienes que pueden estarte limitando a la hora de avanzar en la toma de tus decisiones? Si no te gusta lo que encuentras, al analizar esta pregunta las puedes cambiar. El chiste es encontrar y comprobar si las creencias que tenemos suman o restan a nuestro favor, si nos impulsan hacia nuestras metas o más bien nos limitan. Piensa ahora mismo en unas 6 creencias que te han limitado en los aspectos de vida que son importantes para ti.

El arte de vivir

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