Dicen que “no hay peor ciego que el que no quiere ver. ¿Alguna vez te has sentido identificado con esta frase?
No te escondas |
Si alguna vez has sentido que tu lista de cosas por hacer en el trabajo es infinita y, una vez que comienzas a hacerlo, te da miedo verificar cuánto te falta por terminar, posiblemente estás experimentando lo que lo que un grupo de psicólogos ingleses llama “el síndrome del avestruz”.
El mismo problema le podría ocurrir a una persona que intenta perder peso y evita por todos los medios conocer cuál es su progreso. De esta manera intenta evadir la frustración de saber que, posiblemente, no esté cumpliendo con los objetivos deseados y, a su vez, se está privando de la posibilidad de crear una mejor estrategia para cumplir sus metas.
¿Ya sabes de qué se trata el “síndrome del avestruz”? Así, como esta ave esconde la cabeza cuando se siente en peligro, los humanos cierran sus ojos para evitar la frustración. Por eso se le llama de esta manera a la tendencia a evitar la consulta de información sobre el progreso hacia las metas. En palabras sencillas: es el miedo a la verdad.
Muchos estudios han comprobado que el monitoreo en el cumplimiento de nuestros objetivos es beneficioso. Aunque la retroalimentación, en un principio, puede ser dolorosa, también es vital para tomar las medidas que te mantendrán en la ruta hacia la meta deseada. Al estar alerta de los errores, habrá mayores posibilidades de corregirlos a tiempo.
Deja a un lado el miedo equivocarte. Como diría Samuel Beckett: “prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”. Si te equivocas, aprende de tus caídas, levántate y mejora, pero no cierres tus ojos.
El arte de vivir
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