jueves, 11 de diciembre de 2014

"VIVIR PRESO DEL MIEDO""

El miedo es una emoción de todos seres humanos

A día de hoy cada vez es más frecuente encontrarnos con personas en nuestro entorno que tienen miedos, fobias o ansiedad. De hecho, estos son los problemas que encontramos más frecuentemente en contextos clínicos y de los que cada día nos hablan más las personas que nos rodean.

El miedo es una emoción que vivimos todos los seres humanos desde nuestro nacimiento. Nuestra primera etapa de vida influye enormemente en la forma en que
reaccionamos frente a situaciones de miedo; nuestras creencias, ideales y pensamientos, vienen incorporados desde nuestros primeros años e influyen en la forma actual de comportarnos y de reaccionar frente a situaciones alarmantes.
Cada persona experimenta el miedo de forma distinta. En el presente articulo, quisiera enfocarme en la importancia que tienen nuestros miedos y temores más profundos y primitivos, sobre nuestra forma actual de responder y reaccionar frente a diversos estímulos.
Desde nuestros primeros años de vida, nos enfrentamos a distintas situaciones que producen miedo; inconscientemente, las heridas, cicatrices, temores e inseguridades de dicha etapa, quedan sepultadas en nuestro interior e influyen de forma silenciosa en nuestra forma actual de ver la vida.
La necesidad de sentirnos seguros, el miedo a la separación y al castigo, son tres aspectos que generan algunos de nuestros miedos más profundos, desde el inicio de nuestra vida. Las huellas y consecuencias de dichos temores, se consideran de suma importancia para el desarrollo personal del ser humano.
La necesidad de sentirnos seguros y, de sentirnos reconocidos y pertenecientes a nuestro entorno familiar, es una necesidad fundamental en cualquier criatura recién nacida; el miedo a no sentirnos seguros, constituye lo que muchos llaman el miedo en la infancia.
Por otro lado, el miedo a la separación, aparece generalmente en los primeros años de vida y, se basa en el hecho de que el niño no reconoce a su familia y, a causa de esto, teme haberla perdido. En muchas ocasiones, diversos expertos han llegado a la conclusión de que el miedo a la separación, puede originarse debido a poco contacto corporal por parte de los cuidadores.
Desde pequeños, entendemos lo que es recompensa y castigo por parte de nuestras figuras de autoridad; al no cumplir alguna norma o regla establecida, el niño se siente culpable y teme el castigo impuesto por sus cuidadores. La intensidad de las prohibiciones, castigos y limitaciones influye en el desarrollo del niño y constituye un aspecto fundamental en la aparición del miedo, ya que el niño solo actúa de forma convencional y poco espontánea.
Como dije anteriormente, nuestra forma de reaccionar ante el miedo es única; es por esta razón, que frente a situaciones estresantes y de alarma, los seres humanos responden con distintas manifestaciones: cuadros depresivos, somatizaciones, crisis de ansiedad, episodios psicóticos, entre otras.
Es necesario resaltar, que hay temores que son inevitables en nuestra vida, y que son producto de situaciones reales de peligro y amenaza ante nosotros mismos y nuestros seres queridos. Sin embargo, existen personas que a pesar de no tener una amenaza real, viven diariamente bajo el miedo y el terror; vivir llenos de miedo, no permite tener claridad en nuestro pensamiento, nos causa enfermedades y disminuye nuestra vitalidad, energía y capacidad de creer en nosotros mismos.
En conclusión, vivir presos de miedo, solo genera consecuencias negativas a nuestra salud física y emocional. Afrontar nuestros temores mas profundos, es una decisión personal e implica enfrentarnos a todo aquello que ha sido reprimido por años y, que resulta supremamente doloroso.
Sin embargo, al lograr enfrentar dichos miedos, comprenderás que muchos de tus temores fueron creados por ti mismo. Solo nosotros podemos tomar la decisión de vivir sin ser gobernados por el miedo; con psicoterapia y con la voluntad de querer cambiar iniciaras el camino de liberarte de ellos. 


El arte de vivir

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