Vivimos en sociedad, compartimos con otras personas y tenemos conversaciones con ellas, lo que hace normal que existan los desacuerdos. ¿Acaso las diferencias de opinión y puntos de vista no hacen más fascinante la discusión?.
Respetar opiniones ajenas |
- Imagina una reunión con tus amigos donde todos estén de acuerdo con cada cosa que se dice. ¡Qué aburrido! Aburrido y peligroso, porque no podemos conseguir nada interesante en situaciones de las que no aprendemos nada y no hay nada de emocionante en tener una conversación en la que no estés obligado a pensar. Es precisamente aquí donde entra la reflexión que haremos hoy: ¿Debemos respetar personas u opiniones ajenas?
Una expresión popular dice que “debemos tolerar las opiniones de los demás, aunque no estemos de acuerdo”. El famoso “respeto tu opinión, pero no la comparto” es una manera muy creativa que nos condiciona a quedarnos callados y fingir que lo que dice esa persona es cierto. Recordemos que el silencio en muchos casos puede ser complicidad o puede ser tomado como aprobación. Esto pasa normalmente porque las personas no saben cómo defender su punto de vista; quizás carecen de argumentos o temen ser llamados “radicales” como si fuese algo negativo. En lugar de esto, terminan aceptando que lo que se ha dicho no es “ni cierto, ni falso”, por lo cual la conversación fue una total pérdida de tiempo.
Este tipo de situaciones son muy comunes porque los seres humanos somos vulnerables a la necedad. Cuando discutimos (en buenos términos), cometemos el error de competir para que nos den la razón, nada más. No estamos tranquilos hasta que la conversación no termina en un “tienes la razón”. Cada vez que estés debatiendo un tema, pregúntate a ti mismo si lo que quieres es que te den la razón o prefieres que ambos lleguen a la verdad. Si la respuesta es la primera, perderás tu tiempo una vez más; pero si es la segunda, ambos ganarán.
Es necesario dejar claro que cuando le dices a alguien “no estoy de acuerdo con lo que dices” no le estás faltando el respeto. Tu posición firme debe ser defendida con tu explicación de por qué no te convence lo que esa persona ha dicho, con lo cual te dispondrás a exponer tu punto de vista. Siempre y cuando tu opinión no sean una serie de descalificativos hacia esa persona con la que debates, refutar su opinión no es irrespetuoso, sino al contrario, le estás dando valor a la opinión de él y al tiempo de ambos.
Es un hecho, las opiniones ajenas no se respetan: se refutan o se comparten. Cuando dices que una idea o una opinión de otra persona te parece tonta o estúpida, no necesariamente lo haces en términos de ofensa ni agresión verbal. Muy diferente sería que en lugar de expresar tu desacuerdo prefieras irte a las manos, darle una bofetada o patearle los testículos. Es aquí donde yace la diferencia entre respetar opiniones o respetar personas.
Cuando recurres a la violencia, primero estás demostrando expresamente que no tienes la razón, al mismo tiempo que estás siendo irrespetuoso con la integridad física de alguien más. En cambio, si todo el asunto se trata de un simple intercambio de palabras, algunas quizás fuertes pero sin intención de descalificar u ofender como método para intimidar, no existe ninguna falta de respeto.
El arte de vivir
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