Personas por las que merece la pena parar un instante, respirar y valorar… Valorar lo que realmente importa, los detalles, las pequeñas cosas … Cosas como el agua del mar, las nubes,
una mirada de esas que lo dicen todo. Unos ojos como los tuyos, el modo en el que me sonríes, ese abrazo infinito mezclado de sal. Los huracanes en el estómago, tus manos, despertar a tu lado … Esos detalles que hacen que todo tenga sentido y que hasta el momento de conocerte creí que no importaban. Son esas pequeñas cosas las que lo cambian todo, las que provocan que haga las maletas y salga corriendo sin importarme dónde siempre y cuando el destino seas tú. Las culpables de que me hayan brotado alas.
Tú, de esas personas que aparecen y lo cambian todo y hacen que ya nada importe y a la vez que todo empiece a importar. Abro los ojos y sé que estás. Me dejo llevar, sin pensar hacia dónde ni a qué lugar porque nada importa, si tu estás. Es totalmente cierto, hay personas que llegan y sin darnos cuenta nos cambian la vida. Ladrones de algo que nos pertenece, de algo que es nuestro, que nos hace ser lo que somos y que de repente perdemos dulcemente sin enterarnos. Personas que nos hacen sonreír sin más, como niños inocentes tan solo con un gesto o una caricia, transformando lo que antes veías absurdo en algo necesario para tu vida y haciendo bonito eso que detestarías en cualquier otra persona. Llegan y te despiertan algo que ni tú sabías que escondías dentro de ti, estrujan tus sentimientos sacándote hasta ese secreto que nunca le habías contado a nadie. Personas que en cuestión de segundos se convierten en aquello que sabes nunca vas a olvidar. En resumen … En algo especial que da sentido a tu vida.
El arte de vivir
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