No. no digas que no tienes tiempo. Sácalo de donde sea. Ahora que son pequeños. Ahora que todavía estás a tiempo.. Te va la felicidad en ello. La tuya, la de tu esposa y la de tus hijos. Si
no les das ahora tu tiempo, se lo tendrás que dar mucho más tarde –lo quieras o no-, sufriendo, angustiado, desvelado, y preguntándote ¿qué hice mal? y gastando mucho de tu tiempo, tratando de alejarlos de las malas compañías o para llevarles a un psicólogo, o a una clínica de desintoxicación para drogadictos, o sacándoles de la cárcel. ¿Crees que exagero? Sigue leyendo, por favor.
Dedica tiempo a tus hijos |
Hoy en día los padres frecuentemente se involucran menos en las vidas de sus hijos –lo cual es un error-, porque se pierde la oportunidad de conocerlos de verdad. Saber cuales son sus gustos. Descubrir sus fortalezas para saber exigir. Motivar para que descubra sus debilidades y las pueda convertir en fortalezas. Corregir sus defectos. Que descubran cada día lo que en verdad los hacen felices, y le pongan todo su empeño en alcanzarlo.
La misión de los padres es orientar, amar, comprender, incentivar. Actuar así es darle la oportunidad a tu hijo para que se afirme en la vida. De hecho, el amor enseñará a los padres a descubrir el momento más adecuado para hablar y para callar. El tiempo para jugar e interesarse por sus problemas. -sin someterlos a interrogatorios-. Respetar su necesidad de estar a solas. Las ocasiones en que conviene -soltar un poco de cuerda-, y no darse por enterados. Frente a aquellas otras en que procede intervenir con decisión e incluso con resuelta viveza…
Una familia que quiera lo mejor para sus hijos, -que sus hijos sean felices-, debe prestar atención a esas primeras etapas de su vida. Debe tomar conciencia que es en la familia donde se educan los valores. Se aprende a compartir, a ser solidarios, responsables, ordenados. Todo esto, los niños lo aprenden y lo aceptan cuando ven que sus padres se aman y aman a sus hijos. Lo que se siembra dentro del hogar echa hondas raíces, resulta ser de un valor extraordinario, muchas veces decisivo para el resto de la vida.
Aprovechar los tiempos de juegos con nuestros hijos para educar en ellos, los valores y virtudes con los cuales queremos que crezcan. Para educar su carácter. Sus sentimientos. Motivarlos a que alcancen metas altas. Que pronto sepan valerse por sí mismos. Que sean dueños de sus decisiones, con libertad y total responsabilidad.
Al compartir tiempo con nuestros hijos, les damos la oportunidad de recibir muestras de cariño. De ver desde muy pequeños, el afecto que nos une. De educarlos con el ejemplo. -que nuestros hijos aprendan a querer-. Que aprendan a quererse a si mismos. Que se interesen por los demás. Que sepan valorarse. Darle el verdadero sentido a sus vidas.
El arte de vivir
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