En el afán de querer tener todo bajo control, nos anticipamos, imaginamos, suponemos y terminamos preocupados por cosas que a veces nunca ocurren.
Nos envolvemos en una dinámica, que de a poco nos va encerrando en un callejón que se va haciendo estrecho. Las cosas se van convirtiendo en algo así como una bola de nieve, que crece a través de nuestro pensamiento.
Sufrir |
Si ese círculo vicioso se intensifica y persiste, nos podemos ir metiendo cada vez más el callejón al que hacía referencia, pudiendo caer en cosas más graves, como trastornos nerviosos, fobias, obsesiones, sensaciones de pánico, insomnio, entre otras cosas.
Frente a la realidad de sufrir más por lo que imaginamos que por las cosas que suceden, es bueno tener una actitud crítica hacia las cosas que son el origen de las cosas que nos preocupan y preguntarnos tres cosas:
¿Qué posibilidad real existe de que eso que nos preocupa pueda ocurrir? ¿Qué cosas razonables podemos hacer para evitarlas? ¿De qué nos sirve continuar dándole vueltas al tema?
Así, y prestando un poco de atención, podemos ir frenando la ansiedad, no preocuparnos tanto por lo que suponemos que pude suceder y así poder prestar más atención a lo que está sucediendo realmente.
Ojalá que consideres que no andas demasiado preocupado y puedas compartir esta historia con otras personas.
El arte de vivir
No hay comentarios:
Publicar un comentario