La vida coge perspectiva y actúa, aunque no siempre sea como queremos o esperamos. A estas alturas ya sabemos que el tiempo no tiene prisa, pues es un juez sabio que no sentencia de inmediato.
Ojo por ojo |
Esto nos hace sentir que todo está bien y que nuestra felicidad (o el reflejo de ella) no se encuentra en peligro. Digamos que creer en un mundo justo es una manera de autoengañoque nos lleva a deshacernos de aquello a lo que no queremos mirar.
En cualquier caso, hay gente llena de maldad a la que nos gustaría que el tiempo diese su merecido, por lo que fantaseamos con esa idea de que el mundo es justo y que cualquier bien que le alcance será solo un espejismo.
Nos gusta y necesitamos creer en ello para vivir con tranquilidad. Nuestra mente nos hace sentir la necesidad de que lo podemos controlar todo, pero lo cierto es que solo podemos manejar cierta parte de nuestras experiencias.
En cualquier caso, no podemos esperar que lo bueno nos llegue si nos quedamos contemplando la vida sin actuar. Lo realmente eficaz es sudar la camiseta para poder tener opciones de ganar una competición, pero nada nos lo garantiza, ni siquiera la suerte.
El arte de vivir
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