lunes, 20 de abril de 2015

"POR QUÉ EL AMOR NO PUEDE COMPRARSE"

El amor y el dinero son dos bienes codiciados. Trabajamos buscando conseguir dinero y el amor dirige con frecuencia nuestros pasos. Sería más fácil si obtener uno de los dos objetos de deseo nos permitiera tener el otro. Pero la experiencia nos dice que el amor no engorda la cuenta bancaria ni los billetes el corazón.
El amor no se compra
Hay una explicación científica para todo esto. Según una teoría de la Psicología Social (Teoría de los recursos de Foa y Foa) hay 6 clases de recursos que utilizamos en los intercambios sociales: información, dinero, servicios, bienes, estatus y amor. Cada vez que nos relacionamos con alguien estamos proporcionando o recibiendo alguno de estos recursos.
Imaginemos que acaba de ser el cumpleaños de un buen amigo y hemos salido a comprarle un regalo. Pasamos por delante de un escaparate, vemos unas gafas de buceo y pensamos que podrían gustarle, así que nos decidimos a entrar en la tienda y preguntar cuánto cuestan. En ese momento comienza el intercambio y el recurso compartido es la información. Pongamos que nos da un buen precio y las compramos. Eso significa que obtenemos las gafas (bienes) a cambio de dinero. Si en lugar de las gafas hubiéramos escogido un curso de buceo, entonces lo que compraríamos serían servicios. El regalo hecho de hacer un regalo es una forma de transmitir afecto a ese amigo y por tanto un intercambio del recurso genérico amor. La cosa cambiaría si la compra fuese para un jefe al que queremos caer bien con el objetivo de obtener privilegios, es decir, estatus. En este ejemplo podemos ver las 6 categorías que señalan Foa y Foa.
Lo más curioso de la teoría es que dice que no todos los recursos se intercambian fácilmente entre sí. El caso más claro es el del amor y el dinero.
El amor es un recurso muy particular… en varios sentidos. Cuando ofrecemos amor lo dirigimos hacia una persona determinada, no nos vale cualquiera. Imagina que vas a dar un abrazo a alguien y de repente se transforma en otra persona. Además de darnos un buen susto probablemente cambiaría nuestra emoción. Los abrazos, el tono de voz, un gesto amable…son formas de transmitir amor, porque el amor es abstracto y se manifiesta a través de símbolos. Otra característica muy especial del amor es que se transmite sin pérdida, dar amor no hace que dejemos de tener.
Las características del dinero son bien distintas. Es un recurso universal y por tanto su valor como tal es fijo independientemente de quién lo dé y de quién lo reciba. Es concreto y objetivo, permitiendo a cualquiera que lo posea obtener a cambio bienes y servicios. Lo que no permite obtener es amor.
No podemos sentirnos cómodos si el amor lo damos a cambio de información, bienes, estatus o dinero. Es por eso que en cualquier relación en la que ofrezcamos amor rebuscaremos hasta encontrar algo de amor en respuesta para sentir que el trato merece la pena. Nos aferramos a los símbolos que puedan indicarnos que ahí detrás hay amor para que el intercambio pueda mantenerse. Si no encontramos amor de vuelta modificamos el intercambio. Y es que el amor y el dinero son tan distintos que el amor no se puede comprar.


El arte de vivir

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